22/1/09

3er. CAPÍTULO. Cómo decirselo

Mi madre aún era muy consciente de lo que le rodeaba; eso y el haber sido una persona instruida, curiosa e inteligente, hicieron que tomara la decisión de hablar del asunto con ella, ya que mi padre no sabía o no podía afrontar aquello a un año de su jubilación.

-Mamá, ¿tu qué crees que te pasa?
-No sé, me olvido de cosas... algo de la cabeza ¿no?
-Bueno, si yo te digo que tienes alzheimer, ¿cómo te sientes?
-Pues, me fastidiaría, pero qué voy a hacer.

Eso fue todo. Desde aquel día mi madre sigue recortando (pese a que su enfermedad ha avanzado bastante) todos los artículos de prensa relacionados con esta enfermedad y los guarda en una carpetilla, esperando a enseñármelos cada vez que me ve.

2º CAPÍTULO. BUSCANDO UN MÉDICO Y OTRAS ACTITUDES

Como quiera que la medicación suponía alrededor de 180€ mensuales, mi padre optó por acudir a la medicina pública, no solo para reducir el coste sino también para probar qué tal se comportarían los especialistas ante la enfermedad de mi madre, esperando que su actitud fuera algo más cercana y profesional.

En la primera cita con el neurólogo, este le suspendió la medicación, manifestando que por el momento no era necesaria. Se limitó a mantenerle un antidepresivo y hacerle un test de 5 minutos en presencia nuestra, por ultimo preguntó a mi padre, si ella hacía las tareas del hogar, se aseaba sola, comía sola, paseaba sola, y un largo etc., ante tanta pregunta aparentemente absurda para mi madre, esta no pudo por menos que preguntarme qué era exactamente lo que le pasaba....

El neurólogo nos dio cita para 6 meses después.

21/1/09

1ª CAPÍTULO. EL DIAGNÓSTICO.La atención médica.

Cuando comprobé que mi madre tenía perdidas continuadas de memoria, insistí con mi padre en que se realizara algunas pruebas. Al principio acudimos a un hospital público y tras unos análisis de sangre y orina y un encefalograma, concluyeron con que efectivamente tenía cierto deterioro neuronal, pero "nada importante".

Con el tiempo las perdidas pasaron de continuadas a constantes y además importantes, así pues y ante la demora que suponía exigir la prueba específica para el diagnostico de demencias, optamos por acudir a la medicina privada (tampoco creáis que lo pusieron fácil, pues es muy cara pese al dineral que pagan mis padres) el resultado: DTA, demencia tipo Alzheimer.

¿Qué como nos dio tan debastadora noticia el neurólogo?... pues delante de mi madre, movió la cabeza de un lado a otro y dijo: Empezamos con el tratamiento de Remynil y la vemos en un mes.
6 MINUTOS DE CONSULTA, sirvieron para que mi padre y yo saliésemos sin saber a dónde ir, a quién acudir, como afrontarlo, etc.

Las siguientes visitas no fueron mucho más largas, siempre en presencia de la enferma, tres preguntitas (cómo te llamas, dónde vives, dibuja esto y suma aquello) para finalizar con "seguimos con el tratamiento y nos vemos en un mes".

Y nosotros nos preguntamos ¿Esto es todo?